FINALES de año. Ya queda menos. Pronto, a las
puertas imposibles de la Lotería de Navidad, ejerceremos, una vez más, nuestro derecho de elección. Podremos codecidir quién se arroga el uso y disfrute de nuestros patrimonios, riquezas y
privilegios vitales. Será un gesto más, intempestivo aunque esperado, deseado pero inútil, en los días que hoy corren y que llaman democracia representativa. Porque, ¿habrá algo más inservible
que un voto hacia un representante corrupto disfrazado de rey mago? Después de lo caído en estos últimos años ¿cómo vamos a creernos las promesas de enmienda y los cánticos con buenos propósitos?
En especial cuando proceden de aquellos que aún no han purgado sus mortales pecados.
Es curioso. ¡Tanto tiempo creando cultura y todavía no hemos aprendido nada!
El pez más viejo del río
de tanta sabiduría
como amontonó, vivía
brillantemente sombrío
y el agua le sonreía.
Tan sombrío llega a estar
(nada del agua le divierte)
que después de meditar
tomó el camino del mar.
Es decir, el de la muerte.
Reíste tú junto al río
niña solar. Ese día
el pez más viejo del río
se quitó el aire sombrío.
Y el agua te sonreía.
Miguel Hernández, 1946
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