ES el título de un impresionante cuadernillo publicado (número 3 de la revista Cuadernos de Eldiario.es) ya hace unos años (2013), con la contribución de numerosos autores y que, quizás, no debería haber pasado desapercibido. Ha pasado un lustro y las consecuencias del deterioro político están aflorando. Por ello queremos recuperar parte del mensaje que significó en su día.
Porque «la evidente crisis de partidos y políticos no es un subproducto de la crisis económica, responde a una larga lista de problemas que en estos momentos ya no se pueden obviar. Su crisis es evidente. Ni siquiera los propios partidos la niegan: nunca antes los ciudadanos han confiado menos en ellos y aparecen en las encuestas como uno de los mayores problemas de la sociedad. Su imagen está bajo mínimos, tienen un enorme problema de credibilidad y no son pocos los políticos que se enfrentan, a diario, con abucheos en casi cualquier lugar al que acuden.
Es cierto que hay partidos y partidos, y que aquellos que defienden que ‘todos los políticos son iguales’ suelen apoyar a los peores. Pero es un error pensar, como algunos prefieren creer, que esta crisis de los partidos es solo un subproducto de la crisis económica: que cuando el paro baje y suba el PIB, todo volverá a la normalidad. No tiene pinta de que vaya a ser así. El deterioro de las instituciones es tan profundo que no solo la recuperación económica bastará para recuperar la confianza de unos ciudadanos cuyas convicciones democráticas, sin embargo, no están en duda: el apoyo a la democracia representativa alcanza máximos históricos. Es el funcionamiento y la calidad de esa democracia lo que está en cuestión, empezando por sus cimientos: por los partidos. Su crisis responde a una larga lista de contradicciones, de problemas que hace años que están ahí, pero que ahora ya no se pueden obviar».