Este año, el Ateneo ha iniciado el desarrollo de una nueva actividad que, sorprendentemente, se ha convertido en un éxito de participación y buenas sensaciones. Se trata del taller de Filosofía para niños.
Básicamente se trata de sacar a la luz el filósofo en potencia que hay en cada crío, promoviendo la reflexión y la crítica estructurada de todo aquello que nos es dado en la naturaleza o la sociedad en la que vivimos. ¿Por qué la vida se acaba? ¿Cómo decimos que los números existen si no podemos tocarlos? ¿Qué ocurre cuando uno muere? ¿Es posible demostrar la existencia o no existencia de Dios? ¿Cómo podemos saber que los animales no piensan? ¿Cómo podemos saber que nuestros actos están bien o están mal? ¿Cuál es nuestro papel en la naturaleza? ¿Qué es la moral? ¿Qué es la ética? ¿Qué es el conocimiento? ¿Dónde vivimos y qué papel hemos de representar?
<<Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres>>, sentenció Pitágoras hace ya unos 2.500 años. Sin embargo, la Filosofía, la disciplina que precisamente enseña a pensar, a cuestionar, a sacar conclusiones, a aplicar respuestas críticas a los problemas cotidianos y, en definitiva, a vivir de forma reflexiva no sólo se encuentra cada vez más arrinconada en los planes de estudio (se considera conocimiento inútil).
Durante mucho tiempo incluso ha estado vetada a los más pequeños.
En nuestra casa, estamos comprobando que abrir un foro como este suscita grandes expectativas y grandes satisfacciones, no sólo entre los peques sino también entre los progenitores y mayores.