YA estamos en noviembre. El próximo día 10 tenemos votaciones. Nuestra voluntad individual se materializará en una cierta voluntad social que, sin duda, influirá en nuestra vida y la vida de nuestras familias y afines próximos. La decisión que tomemos, mínima desde un punto de vista colectivo, pero, quizás determinante, condicionará en el futuro nuestras expectativas y realizaciones. Por ello, hemos de votar y, sobre todo, votar bien.
Es manifiesta la algarabía política en la que estamos sumidos: en un contexto de probada corrupción sistémica y falaces interpretaciones de la realidad propagadas por los medios de comunicación, vemos a un conjunto de partidos e instituciones que, en deriva permanente, yerran, incumplen sus compromisos y surcan el océano de la estulticia, al modo medieval de la Nave de los Necios, de Sebastián Brant. Evidentemente, la decisión que tomemos será difícil. Partidos políticos que parecían serenos, pacíficos y consecuentes, hoy se presentan radicales y punitivos, quizás afectados por el virus de la desconfianza y el populismo extremo. Por su parte, partidos alternativos, demonizados como radicales y caóticos, hoy aparecen abanderando la razón y la necesaria serenidad para los tiempos que nos ha tocado vivir. Nuestra es la decisión. ¡Suerte y buen tino!¡Tu particular elección nos afectará a todos!.
«Haced política, porque si no la hacéis, alguien la
hará por vosotros y probablemente contra vosotros».
Antonio Machado